Educación Emocional para el Cambio en Kenia: Una Historia de Esperanza y Transformación
Había algo mágico en las palabras de los niños de una pequeña comunidad en Kenia: sus ojos anhelaban ser escuchados, sus manos querían compartir. Y fue allí, entre sonrisas y desafíos cotidianos, donde INEEW decidió sembrar una semilla de cambio: el proyecto Educación Emocional para el Cambio.
Comenzando el viaje
INEEW llegó con una idea clara pero humilde: llevar la educación emocional a un lugar donde muchas veces las emociones no tienen espacio para ser expresadas, comprendidas o gestionadas. En una comunidad keniana, se reconoció la necesidad de abrir esos espacios interiores que todos llevamos, pero que rara vez se abordan de forma consciente.
Desde el principio, se recurrió al poder de las historias: relatos que transportan, que hacen visible lo invisible, que acercan lo distante. Esas historias abrieron puertas, crearon vínculos, permitieron que docentes, niños y familias se sintieran parte activa de algo significativo.

Desafíos que enseñan
No todo fue fácil. En Kenia, como en tantos otros lugares, hay barreras reales: limitaciones de recursos, falta de formación previa en habilidades emocionales, resistencia al cambio de modelos educativos más tradicionales, condiciones socioeconómicas duras que impactan fuertemente en lo emocional.
Pero cada desafío fue también una oportunidad:
Adaptación cultural: ajustar contenidos y metodologías para que resuenen con la realidad local, con los valores, con el modo de vida de las personas.
Formación a mediadores locales: no llevar soluciones externas, sino capacitar a quienes están dentro de la comunidad para que el cambio sea sostenible.
Escucha activa: abrir espacios para que los niños y niñas no solo reciban, sino que expresen, compartan, narren y se sientan protagonistas de su propio proceso.

Momentos de inspiración
Algunos momentos quedaron grabados:
- Cuando un niño reconocía que sentirse asustado no era algo malo, sino algo que se puede compartir y abordar.
- Cuando una maestra relataba que había cambiado su forma de escuchar, de preguntar, de acompañar… y no solo enseñar.
- Cuando se veía cómo los vínculos entre compañeros se fortalecían, cómo la empatía crecía sin necesidad de grandes discursos, simplemente con estar presente.
Lecciones y huellas duraderas
De esta experiencia han salido aprendizajes que ya sirven como guía para otros proyectos de educación emocional:
Escuchar antes de enseñar: conocer la comunidad, sus historias y sus necesidades emocionales reales.
Construir desde lo local: no imponer, sino co-crear, adaptar al contexto.
Sostenibilidad: formar líderes locales, docentes, mediadores para que el proyecto siga vivo mucho después de la visita inicial.
Valor de lo pequeño: que un simple acto de reconocimiento emocional —una pregunta sincera, un espacio para expresar sentimientos— puede tener un impacto profundo.
Mirando hacia el futuro con INEEW
El proyecto Educación Emocional para el Cambio en Kenia es un ejemplo vivo de que la educación emocional no tiene fronteras; de que puede ser un instrumento de cambio social real, de sanación, de comunidad…
En INEEW estamos comprometidos a continuar este camino: replicando lo aprendido, mejorando lo que hace falta, extendiendo estos proyectos a otros lugares, siempre con humildad, con escucha, con corazón.
Si quieres conocer más sobre este proyecto, ver imágenes, testimonios o involucrarte con iniciativas similares de INEEW, haz clic en el siguiente enlace: https://www.ineew.com/en/ee-for-change-kenya
O si prefieres, escríbenos a: [email protected] para más información.
EE for Change